2 de diciembre de 2009

Segundo informe de la línea “Aborto: más información, menos riesgos”


Segundo informe sobre la atención de la línea “Aborto: más información, menos riesgos”



1.700 llamadas. 1.700 historias. 1.700 mujeres ….la prohibición como violencia política contra las mujeres

Por Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto

En Argentina, cada mujer enfrenta en su vida por lo menos dos abortos clandestinos. El 60% de los embarazos son no planificados. Una de cada 4 mujeres es violada a largo de su vida. 68.000 mujeres por año requieren atención médica por infección o hemorragia como consecuencia del uso de métodos inseguros para abortar. En democracia, al menos 3.000 mujeres pobres han muerto como resultado de la prohibición del aborto[1].

¿Qué derechos humanos podemos ejercer las mujeres frente a un estado que prohíbe el aborto? ¿El derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad? ¿A la salud física, mental y moral? ¿A no ser víctimas de violencia, tortura y tratos crueles, inhumanos, degradantes? ¿A decidir libremente el número e intervalo de las hijas y los hijos? ¿A la información, educación y a medios que nos permitan disfrutar de estos derechos humanos?

En 3 meses y medio de atención, desde el 1 de agosto hasta el 20 de noviembre, la Línea “Aborto: más información, menos riesgos”, recibió 1636 llamadas[2]. Durante agosto y septiembre, la frecuencia fue de 11 llamadas por día, 1 cada media hora. Durante octubre y noviembre, el promedio fue de 16 por día. Una llamada cada 22 minutos. Llamaron mujeres de todo el país. 944 mujeres embarazadas recibieron información sobre aborto. El 77% de Capital y Provincia de Buenos Aires. Alrededor de 300 se comunicaron con la línea más de una vez para solicitar información. Otras 400 personas llamaron como acompañantes de mujeres embarazadas que buscan información sobre aborto, y en un número menor, para solicitar otro tipo de información.

El 99% de las mujeres que recibieron información tenía información previa sobre métodos inseguros de aborto, con riesgo para su salud y/o su vida. El 64% tenía información de boca en boca, el 27% tenía información de médicxs, el 17% tenía información de internet, y el 10% de farmacéuticxs. Sólo el 1% tenía información completa y correcta sobre el método para aborto con misoprostol, considerado como el más seguro en contextos de clandestinidad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología (FLASOG).

La mantención de la prohibición del aborto como ley durante tanto tiempo, a pesar de los cambios políticos y la reafirmación de los compromisos con los derechos humanos de las mujeres, pone en evidencia una alianza extorsiva. Esta alianza mantiene al aborto clandestino y a las mujeres viviendo bajo un sistema totalitario, aún en una democracia declarada. Naturaliza la impunidad con que los varones ejercen violencia en las relaciones heterosexuales y la existencia de un estado paralelo corporativo, conformado principalmente por médicxs, laboratorios y farmacias. Realiza propaganda permanente y ejerce un control territorial de los cuerpos con útero. Esta alianza tiene recursos humanos y materiales cuantiosos y una burocracia bien pagada entre profesorxs, legisladorxs, administradorxs y juecxs.

Mientras el estado democrático invirtió en el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable 35 millones de pesos en 2009, el estado terrorista paralelo nos cobra a las mujeres 1.000 millones de pesos al año por abortos clandestinos[3]. Este robo de nuestros cuerpos, tiempo, decisiones, nuestras vidas, trabajo, recursos, se escucha cotidianamente en la atención de la línea “Aborto, más información, menos riesgos”:

“El médico me cobra 5.000 pesos”.

“Me cobran 500 pesos cuatro pastillas”.

“Tuve que sacar un crédito en el banco”.

“Tuve que pedirle un adelanto a mi patrona”.

“Tengo que esperar que me paguen el plan”.

“Le pedí plata a todas mis amigas”.

“Vendí mi heladera”.

“Quedé debiendo el alquiler”.

“Me gasté los ahorros que tenía para arreglarme los dientes”.

“Tuve que tirar goma para pagar las pastillas”.

Esta violencia económica, poder mafioso, se afirma sembrando terror físico y moral. Bajo el silencio extorsivo que impone la prohibición, los terrorismos jurídico, médico y farmacológico de estado expresan su intensa capacidad de muerte y pericia para la crueldad.

“Tengo miedo. Me pusieron veneno para ratas”.

“Tengo miedo. En la farmacia me vendieron 4 pastillas y me dieron 2 inyecciones, no sé de qué”.

“Tengo miedo. Una enfermera le dijo a mi mamá que me tenía que abrir el útero con una cuchara”.

“Acá en este barrio el aborto es como el resfrío.”

“Me violaron, pero ninguna clínica ni hospital me hace el aborto”.

“En este pueblo hay un sólo médico que hace abortos”.

“Tengo miedo. Me dijeron que seguir con el embarazo es de alto riesgo, no me dejan irme de la clínica y no me hacen un aborto”.

“El médico no me avisó que los antibióticos anulan el efecto de las pastillas anticonceptivas. Me dijo que era una boluda por no leer el folleto”.

“Tengo miedo. A mi hermana en el hospital le dijeron asesina. Las enfermeras le dejaron el feto en la cama durante toda la noche. La policía vino a mi casa. Tengo 13 años, y estoy embarazada”.

Mafias que operan a la luz del día ofrecen y hacen abortos clandestinos, para algunas en condiciones materiales de lujo y privilegios; para otras, en condiciones de mayor riesgo, tortura, humillación y muerte.

Este aborto clandestino se realiza en sociedad.

El 45% de las mujeres que recibieron información lo hicieron acompañadas por sus parejas varones. Todas las menores de 18 años llamaron acompañadas, salvo muy pocas excepciones, por su familia cercana. En una gran cantidad de casos son esxs acompañantes quienes llaman primero.



En Argentina el estado paralelo encuentra cada tanto sus chivas expiatorias en las mujeres del barrio y del campo, pobres, de pueblos originarios, africanas y afrodescendientes, mestizas, a quienes enferma, mata, y denigra: Romina Tejerina, presa en Jujuy; Ana María Acevedo, a quien en Santa Fe lxs médicxs le negaron la quimioterapia y el aborto; L.M.R, de 19 años de edad, discapacitada mental, violada, que tuvo que esperar hasta la semana 20 para acceder a un aborto en Buenos Aires; una niña de 12 violada por su padrastro y obligada mediante tortura a parir en Mendoza; y este año, entre otras, Sofía Viviana Juárez en Santiago del Estero y María Díaz en Santa Fe, muertas por aborto clandestino. Hace una semana otra niña violada, de 10 años de edad esta vez, discapacitada mental, a quien se le practicó el aborto en un hospital de Tigre. Estas violencias espectacularizadas disciplinan a las mujeres hacia los modos de abortar funcionales a las corporaciones. En los países donde el aborto es legal, los métodos son variados, cada mujer elige. El aborto es considerado una práctica de bajo costo y bajo riesgo cuando se realiza durante las primeras 12 semanas de embarazo[4]. La exposición a la muerte no existe, aún en abortos con mayor tiempo gestacional y complicaciones de salud preexistentes[5].



El 93 % de las mujeres que se informó en la Línea Aborto, más información, menos riesgos, llamó con 12 o menos semanas cumplidas de embarazo. El 76% de las mujeres llamó con un tiempo de embarazo de hasta nueve semanas. El tiempo de embarazo promedio de todas las mujeres que llamaron es de 7,6 semanas. En las mujeres de edades entre 16 y 19 años que llamaron el promedio de tiempo gestacional es 7,95 semanas. El 100 % de estas mujeres podría haber abortado de manera segura. Salvo tres excepciones conocidas en 5 años, en Argentina ningún aborto es gratuito, ningún aborto es seguro, ningún aborto es legal.



Los riesgos, la espera y la maternidad forzadas, el embarazo no deseado y el aborto clandestino son violencias políticas, no crímenes del espacio doméstico[6]. Durante los pasados 4 meses las corporaciones actuaron en función de esta violencia en la disputa sobre el control de las mujeres y los 1.000 millones de pesos que gastan al año en abortos clandestinos.



El 75% de las mujeres que llamaron a la Línea tiene entre 21 y 40 años de edad. El 21% son adolescentes y jóvenes entre 16 y 20 años de edad. Evitar embarazos no deseados es un privilegio para pocas. En el 76% de los embarazos relevados, los varones no usaron preservativo. En el 55 % de los casos, las parejas no usaron ningún método anticonceptivo.



En el 45 % de los embarazos restantes, las parejas usaron algún método anticonceptivo, que falló. Esto evidencia que un porcentaje significativo de embarazos se debe a los déficits de una ciencia que aún en el siglo XXI no está al servicio de las mujeres. Este déficit corporativo castiga con abortos clandestinos la decisión de una mujer de no gestar ni parir ni ser madre. El 45% de las mujeres que llamaron no tiene hijxs. El 50 % tiene entre 1 y 3 hijxs. El 5 % que resta tiene 4 hijxs o más (hasta 8 en un caso). De las mujeres de hasta 21 años de edad que llamaron, el 74 % no tiene hijxs, y el 21 % tiene unx hijx. De las mujeres de entre 21 y 40 años de edad que llamaron a la línea, el 23 % no tiene hijxs, y el 54 % tiene entre 1 y 2 hijxs.

Por lo menos desde 2.004, diversos estudios realizados en Argentina por CEDES y por médicxs de diversas provincias, y en otros países por la OMS y la FLASOG, entre otras organizaciones, vienen demostrando consistentemente que el uso del misoprostol es la principal causa de la reducción notable de aborto infectado y de la mortalidad por aborto[7]. Sin embargo, la corporación médica reacciona restringiendo el acceso de las mujeres a la información sobre el uso del misoprostol para abortos más seguros, en un intento de seguir elevando y monopolizando las ganancias del aborto clandestino.

Entre otrxs, Jorge Vinacur, Presidente de la Sociedad Argentina de Obstetricia y Ginecología, dijo al Diario Crítica en Julio que “El misoprostol es un abortivo ineficiente y muchas mujeres mueren o quedan seriamente dañadas por utilizarlo“[8]. En una nota firmada por Guillermina de Domini para Clarín, en la cual abiertamente se da información falsa confundiendo el misoprostol con la RU 486, Carlota López Kaufman, ginecóloga y presidenta de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción, dijo al diario Clarín[9] a propósito del aborto con medicamentos que “entre el 10% y 20% de las mujeres que pasan por este tipo de aborto, necesita recurrir a trasfusiones de sangre por hemorragias severas”. La nota asevera además que “la venta ilegal de medicamentos para interrumpir embarazos está creciendo un 10% todos los años”. En La Nacion.com Javier Valverde, del Colegio de Farmacéuticos de la Capital Federal afirmo que el 10 % de las mujeres que usan misoprostol “terminan con hemorragias muy severas y necesitando trasfusiones de sangre en hospitales”. Marcelo Viggiano, médico de la Asociación Obstétrica Argentina afirmó que las mujeres que abortan con misoprostol acuden a hospitales “con hemorragias importantes que en la mayoría de los casos llegan a la muerte”[10].

A través de la Línea confirmamos que lxs médicxs también concretan el terrorismo desinformativo en sus consultorios: en los testimonios relevados por la Línea, el 27% de las mujeres tenía información sobre aborto errónea o falsa, proporcionada por médicxs.

El Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires desde hace 10 años impulsa políticas de restricción de venta y prohibición formal del misoprostol en la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica). Ha logrado hace ya varios años que en todo el país el misoprostol haya dejado de ser de venta libre y se venda bajo receta archivada. A partir de esta restricción, el precio en el mercado ilegal oscila entre los 40 y 250 pesos por cada pastilla. El incremento es como mínimo del 100% sobre el precio de venta legal en farmacias y como mínimo del 200% sobre el precio que tendría si fuera de producción pública.



La mala información lleva a las usuarias casi indefectiblemente a acudir a la farmacia o algún otro lugar de venta clandestina más de una vez, ya sea para comprar más pastillas u otros medicamentos que no están avalados como métodos sin riesgos por ninguna organización médica. El 10% de las mujeres que se informaron en la línea manifestaron haber recibido información errónea sobre aborto por parte de lxs farmacéuticxs. En otros casos, además de ser empobrecidas y puestas en riesgo, las mujeres son además estafadas: las pastillas se venden vencidas, en paquetes adulterados. También hemos recibido testimonios de mujeres a quienes se ha vendido pastillas que no contienen misoprostol o incluso las cajas vacías.



Debido a su uso obstétrico para producir abortos sin riesgos hasta la semana 12 de embarazo, incluso en contextos de clandestinidad, el misoprostol está incluido en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS[11]. Existe un derecho humano a acceder a los medicamentos definidos como esenciales por la OMS, son medicamentos vitales. Desde la perspectiva de los derechos humanos, prohibir o restringir el acceso al misoprostol por cualquier medio, incluido su precio, es una violación grave del derecho a la salud de las mujeres. Todo parece indicar que el mayor y más rentable mercado de venta ilegal de misoprostol se encuentra en manos de las corporaciones que operan en la Provincia de Buenos Aires. Sólo Luciani representa a 6.000 profesionales de 4.500 farmacias de toda la provincia[12].



La corporación jurídica está dispuesta a seguir mirando para otro lado y quizás a sacar el aborto del código penal en algunos casos, pero no a reconocer que el aborto es un derecho. En este modelo, nunca es cada mujer la que decide sobre su cuerpo y su destino. Juecxs, abogadxs, evalúan los casos “meritorios”, “urgentes”, “espectaculares”. La corporación jurídica autoriza a las mujeres a abortar por medio de decisiones judiciales excepcionales o el simple hecho de acceder a unx abogadx. Aún cuando la producción de un embarazo requiere necesariamente de la participación de un varón, el único cuerpo sometido al escrutinio y regulación por la corporación jurídica, criminalizado, es el cuerpo de mujer. Este año, “un juez de un alto tribunal del país fue echado de la Universidad Católica Argentina (UCA), donde se desempeñaba como profesor de un posgrado en Derecho Administrativo, como consecuencia de haber avalado en un fallo la realización de un aborto terapéutico, no punible, claramente contemplado en el Código Penal”[13].



“Yo no ando por la calle corriendo a las embarazadas diciéndoles que aborten, pero si hay alguna que quiere abortar por algún motivo que me parece lo suficientemente serio, creo que debe poder hacerlo en condiciones de seguridad en que no arriesgue su vida además de la criatura por nacer“, manifestó la Jueza Argibay en diferentes medios[14].



“No existe legislación en el mundo que despenalice el aborto. No se dice que cualquiera puede abortar después de ocho meses y medio de embarazo. Lo que se discute es si se puede ampliar el ámbito de los abortos impunes… a otras situaciones, algunas otras…hay que tutelarlo estableciendo medidas de seguridad social para la mujer embarazada…Y si la mujer quiere hacer un aborto, tratar de aconsejarle, o disuadirla, o darle el apoyo para que pueda llevar adelante el embarazo… si la norma penal es ineficaz como tutela, aflojemos la norma penal para darle la tutela por otra vía...cuando se vuelve masivo el homicidio se llama guerra, y eso termina en un armisticio…Hoy el número de muertos es equivalente al que puede haber en una guerra, si contamos como vida a los fetos”, confió el Juez Zaffaroni a Adrián Murano para la Revista XXIII[15].



El estado mafioso también contesta desde dentro de las instituciones, reproduciendo los discursos femicidas en proyectos de ley. En Chaco, el diputado Armando Luis Verdum, médico, y la diputada Clelia Mirtha Ávila, abogada y escribana, presentaron un proyecto de repudio “contra el teléfono de la muerte”. Diversas organizaciones políticas y sociales de Chaco, entre ellas el Frente Grande, Barrios de Pie, la CTA y la Agrupación Juana Azurduy se manifestaron públicamente en contra de estos proyectos.



En Tucumán, Carlos Canevaro, del bloque Unión Norte Grande, presentó un proyecto de repudio de la Línea. En el Congreso Nacional han sido presentados tres proyectos de declaración de repudio por Dante Alberto Camaño de Propuesta Republicana, Julián Martín Obligio del Bloque Nacional Sindical, e Ivana María Bianchi del FREJULI: “este 0800-Aborto estaría incurriendo en el presunto delito de ejercicio ilegal de la medicina, dado que este fármaco no tiene indicación de tratamiento durante el embarazo normal, porque no es curativa sino que es abortiva con severas complicaciones probables. Lo mismo téngase presente para la droga misoprostol, nombre comercial más conocido oxaprost”. No es raro encontrar que estos proyectos se fundamentan en información falsa de supuestas asociaciones médicas inexistentes[16].



En la Legislatura de la CABA, el proyecto de “Guía para la atención post aborto” fue frenado por un dictamen de mayoría en la Comisión de Salud, de mano del PRO. Este proyecto era impulsado entre otras por las diputadas Diana Maffía y Gabriela Alegre. Estas diputadas acompañaron la presentación del Primer Informe de Atención de la “Línea Aborto, más información, menos riesgos”, el 21 de Septiembre de este año, en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



En el Congreso Nacional se han presentado, desde distintos bloques, diversos proyectos de ley para legalizar el aborto: doce en los últimos dos años. Más de 40 en los últimos 26. Ninguno ha sido siquiera tratado por las correspondientes comisiones.



La violencia política contra las organizaciones y personas que luchamos contra la prohibición del aborto y por su legalización, contra quienes aportamos para reducir las consecuencias negativas y violaciones de derechos causadas por el aborto inseguro, es también una forma de terrorismo de estado.



Estas diferentes corporaciones del estado paralelo revictimizan a mujeres en un triple castigo: son víctimas, las revictimiza la prohibición, las revictimiza la sociedad echándoles la culpa de las desgracias colectivas, de la existencia de la violencia política que las victimizó en primer lugar.



En Mendoza, hace una semana se cristalizó una nueva forma de alianza extorsiva entre corporaciones prohibicionistas, mediante la aprobación de un proyecto de Ley presentado en 2.007 por el senador provincial José Abel. Este médico y sus secuaces, tergiversando resultados de un estudio sobre un Estado de Brasil de 1.992, ha logrado restringir aún más el acceso al misoprostol, limitando su distribución a hospitales y centros de salud. Reeditando el decreto de López Rega que en el gobierno de Isabel Perón prohibió el acceso a anticonceptivos, cerrando lugares de consejería en hospitales públicos y su venta en farmacias bajo triple receta archivada.



En los pasados cuatro meses, desde Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto respondimos a esta violencia política. Generamos acción y reflexión para salir del callejón punitivo del aborto clandestino. No prescindimos de la ley, ejercimos derechos. Trabajamos junto a organizaciones feministas, de derechos humanos, a la comunidad LGTTB, a médicas y médicos, abogadas y abogados, medios de comunicación y periodistas, para desarticular el poder de muerte y esquivar los controles médicos mafiosos.



En septiembre, la Dra. Zulema Palma, Presidenta de Mujeres al Oeste y miembra del CLACAI, Consejo Latinoamericano Contra el Aborto Inseguro, entrevistada por Jorge Lanata calificó la desmedicalización de la vida de las mujeres como un avance respecto del cumplimiento de sus derechos humanos.



El Dr. Fernando Giayetto, médico de La Pampa, destacó en diversos medios que todo embarazo no querido debe entenderse como un problema para la salud de cualquier individuo. “Esto sería suficiente argumento para que el acceso al aborto fuera universal, seguro y en manos del Estado”[17].



El mismo mes, Mario Sebastiani, Miembro del Servicio de Obstetricia y Comité de Bioética del Hospital Italiano, entrevistado por Josefina Licitra para el Diario Crítica, declaró “El conocimiento médico [...] le pertenece a la gente [...] Dado que no se ofrece otro tipo de solución [...] bienvenido sea el número telefónico [...] Le guste a quien le guste, el aborto está desapareciendo del ámbito médico para convertirse en un acto privado de las mujeres. Esto es producto de la tecnología y de que las mujeres han sido castigadas cuando necesitaron acercarse a la medicina y sus instituciones: encontraron denuncias, victimización y juzgamiento. Las respuestas que encontraron de nosotros fueron de cuarta…la medicina tiene que estar del lado de estas mujeres.”



También en octubre, el Dr. Juan Osvaldo Mormandi, Jefe de Ginecología del Hospital Eva Perón, de San Martín, confirmó en un informe especial para Telenoche Investiga que “Paradójicamente el misoprostol está ayudando a reducir las muertes por aborto”[18].



En estos 4 meses de intenso trabajo hemos retenido 2.300.000 pesos en manos de las mujeres. 819 niños y niñas no corrieron el riesgo de perder a sus madres como consecuencia de un aborto inseguro. Hemos roto el silencio en decenas de medios de comunicación, tan disímiles que van desde la tapa del diario Crítica, los blogs del diario Clarín, los video informes de la versión digital de La Nación, el suplemento Las 12, hasta medios independientes como Indymedia, AMARC, La Tribu. Hemos difundido información científica, veraz, actualizada y no prejuiciosa sobre aborto en 1.700 llamadas. Esperamos que con este trabajo ampliemos la libertad de las mujeres y fortalezcamos nuestra agencia política para lograr que 2.010 sea el año de la legalización del aborto en Argentina.



Lesbianas y Feministas

por la Descriminalización del Aborto

26 de Noviembre de 2.009

www.informacionaborto.blogspot.com
masinformacion.menosriesgos@yahoo.com.ar

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[1] Según cifras oficiales del Ministerio de Salud de la Nación.
[2] Estos datos incluyen los del primer mes, ya presentados en el primer informe de atención de la línea “Aborto, más información, menos riesgos”, presentado en la legislatura de la CABA el 21/09/09.
[3] Según cifras publicadas por diferentes medios de comunicación y obtenidas a través de relatos de la línea “Aborto, más información, menos riesgos”, los precios del aborto clandestino, ya sea quirúrgico o con medicamentos, oscilan entre 1.000 y 5.000 pesos. Sobre un costo promedio de 2.000 pesos por aborto clandestino, calculamos que en un año, 500.000 abortos clandestinos aportan a las cajas mafiosas 1.000 millones de pesos.

24 de octubre de 2009

13 de octubre de 2009

27 de septiembre de 2009

Charla / Debate: Historia de los Encuentros Nacionales de Mujeres



A 10 días del XXIV Encuentro Nacional de Mujeres que este año se realiza en Tucumán te esperamos a la charla/debate sobre la Historia de los Encuentros de Mujeres este viernes 2 de octubre en la Facultad de Humanidades de la UNLP. 48 e/ 6 y 7 a las 18 hs. aula 102


Organiza: Colectiva Feminista Las Furiosas

19 de septiembre de 2009

14 de septiembre de 2009



volante, actividad "No+ barbie", 8 de marzo de 2009

Herejes somos: "toda mujer puede ser lesbiana"

Sheila Jeffreys y el feminismo lesbiano

La heterosexualidad obligatoria como institución represora. La esclavitud sexual como cimiento. La dicotomía chica buena/chica mala como resultado. Y el salto de la práctica sexual a la revolución política

En su libro La herejía lesbiana (1996), Sheila Jeffreys desarrolla un análisis político sobre el lesbianismo y sus distintas características (lesbianismo feminista, separatista, esencialista, queer, sado/masoquista, pornográfico, etc.). En este artículo pensaremos sobre algunas de sus ideas. La concepción a la que adhiere la autora cuando habla de lesbianismo es la de una agradable elección que les sirve a las mujeres para huir de la institución política llamada heterosexualidad obligatoria. Esta retirada está basada en la autoestima, el amor por otras mujeres y el rechazo a la opresión masculina.
Jeffreys retoma la idea feminista de los años 70 sobre que “toda mujer puede ser lesbiana”. Al pensar al lesbianismo como una opción política revolucionaria, las mujeres lograríamos que los varones perdieran el fundamento de su poder sustentado en los servicios domésticos, sexuales, reproductivos, económicos y emocionales no remunerativos (subordinación de las mujeres dentro del hogar y fuera de él). Las lesbianas, al elegir a otras mujeres como depositarias de nuestras energías, desafiamos la norma heterosexual, cuyos mayores beneficiarios son los varones, lo que pone en entredicho la supremacía y opresión masculinas. El feminismo lesbiano trasforma lo que históricamente se consideró una práctica sexual, en una práctica política, y así desafía y denuncia a la institución política de la heterosexualidad como espacio de control político sobre las mujeres.
Jeffreys plantea “el deseo heterosexual” como “una erótica” de la desigualdad (con respecto a la otra y a la diferencia de poder). Por eso, desde este análisis lesbofeminista, la construcción de la sexualidad masculina constituye un peligro para los intereses de liberación de las mujeres, al apoyarse en la esclavitud sexual. En este sistema solo se puede elegir entre los papeles de chica buena y chica mala; nunca el de la libertad, el de la igualdad o el del empoderamiento. Y es que la sexualidad masculina gira en torno a la cosificación de las mujeres ─pornografía, violación, prostitución─. Por eso la autora ensaya que una posibilidad para todas las mujeres sería desarrollar una sexualidad lésbica en la que, aprendiendo unas de otras por medio de la exploración mutua de los cuerpos y mediante la lucha política, crearíamos relaciones igualitarias.
De esta forma, ningún aspecto de la vida privada se considera excluido del debate político. El sexo debe ser sometido a un análisis político como cualquier otro campo de la actividad humana porque “lo personal es político”. Muchas feministas entendemos las relaciones personales como un aspecto importante de las relaciones políticas; nuestra manera de relacionarnos tiene que reflejar nuestra visión y nuestro proyecto del mundo como feministas. Al lesbianismo lo pensamos como una elección política. Elegimos ─para el amor, el erotismo, el conocimiento y la lucha a la clase que nos enseñaron a desvalorizar─ las mujeres. Y así recuperamos la fuerza que se nos enseñó a negar para sostener los intereses de una sociedad patriarcal.
La perspectiva en que se define Jeffrey ─y hacia la cual nos estimula a pensarnos─ es una postura feminista antipatriarcal, antiimperialista y antirracista. Si bien la autora escribe la obra en la Inglaterra de los años 90, muchos de sus análisis nos sirven para reflexionar desde esta clase política que es nombrarnos como mujeres, mujeres lesbianas o lesbianas, entre otras categorías.
No pensamos el lesbianismo como una minoría: cuestionamos que la heterosexualidad sea un hecho natural que, por alguna misteriosa razón, la mayoría prefiere. La heterosexualidad como norma es una institución política que queremos destruir para la libertad de las mujeres. Para un mundo donde todas las mujeres también seamos libres. Por eso no pueden disociarse los intereses de las lesbianas y los de las mujeres como clase política, porque el objetivo es liberarnos de las opresiones que históricamente naturalizamos.
Como Sheila, muchas nos revelamos y proclamamos un feminismo lesbiano como herejía ante el patriarcado, y libertad, placer, disidencia y amor para las mujeres.



Lariza
Malas como las arañas – Lesbianas Feministas
www.malascomolasa.blogspot.com

en de-Generando nº2, Marzo 2009.

TODAS SOMOS SANDRA

El concepto de feminicidio nace en 1990 cuando Jane Caputo y Diana E.H. Russell publicaron en la revista Miss de septiembre-octubre, el artículo “Femicid: Speaking the unspeakable”.
La elaboración del concepto de feminicidio es un claro ejemplo de la relevancia de la producción de conocimiento para la orientación de las prácticas feministas. Al politizar los asesinatos de mujeres, Russel y Caputo, visibilizaron las relaciones de poder que subyacen a los mismos, permitiendo con dicho análisis pensar políticas que ataquen el problema desde sus raíces.
Las autoras definieron dicho concepto de la siguiente manera: “El asesinato de mujeres es la forma más extrema del terrorismo sexista. Una nueva palabra es necesaria para comprender su significado político. Pensamos que femicidio es la palabra que mejor describe los asesinatos de mujeres por parte de los hombres [=varones], motivados por el desprecio, el odio, el placer o el sentido de propiedad sobre ellas. El femicidio es el resultado final de un continuum de terror que incluye la violación, tortura, mutilación genital, esclavitud sexual, especialmente la prostitución, el incesto y el abuso sexual familiar, la violencia física y emocional, los asaltos sexuales, mutilaciones genitales (clitoridectomías e infibulaciones), operaciones ginecológicas innecesarias (histerectomías) heterosexualidad obligatoria, esterilizaciones y maternidades forzadas (penalizando la anticoncepción y el aborto), psicocirugías, experimentos médicos abusivos (por ej. la creación de nuevas tecnologías reproductivas), negar proteínas a las mujeres en algunas culturas, las cirugías estéticas y otras mutilaciones en nombre del embellecimiento. Siempre que de estas formas de terrorismo resulta la muerte, se transforman en femicidio… Cuando la supremacía masculina es desafiada, el terrorismo es intensificado…las mujeres vivimos bajo este terror, luchemos contra él o no”. (Caputo, J.; Russell, D., en Fontenla, M., 2005:35)
Esta propuesta permite entender tales casos como producto de relaciones de poder y desigualdad entre mujeres y varones, en el marco de un sistema de opresión: el patriarcado. Si bien consideramos que se trata de un concepto universal, intentaremos comprenderlo a partir de la forma heterogénea en que se manifiesta según el contexto socio-histórico particular en que se sitúan los actos de violencia. Consideramos al patriarcado, siguiendo a Heidi Hartmann, como un conjunto de relaciones sociales que tiene una base material y en el que hay unas relaciones jerárquicas y una solidaridad entre los hombres [=varones] que les permiten dominar a las mujeres. (Hartmann, 1980: 97)

¿Por qué entender el asesinato de Sandra como un feminicidio?

Sandra se hizo presente en el Archivo del Ministerio de Economía de la ciudad de La Plata con el fin de reunirse en una entrevista de trabajo. Concentraba varias marcas que la posicionaban desventajosamente. Por un lado en el marco xenofóbico reinante en la Argentina, producto de diversas crisis a nivel nacional y global, la llegada de inmigrantes de países limítrofes se tradujo en una tensión expresada en los vínculos sociales con la conformación de dos bandos los inmigrantes y el ciudadano nacional, que perdura en la actualidad y tienen fuertes consecuencias en el plano laboral. Sandra era una inmigrante más que disputaba un puesto de trabajo, una actitud que continúa desafiando el rencor del ciudadano argentino y al contexto xenofóbico que lo interpreta como expropiación de sus espacios nacionales. De esta forma se hace visible la manera en que se articulan desventajosamente para Sandra la nacionalidad y la clase y se representa la realidad que los grupos inmigrantes deben enfrentar ante una población nacional que no los reconoce como ciudadanos ni como legítimos merecedores de oportunidades y condiciones laborales. Pero Sandra no era una inmigrante europea y blanca. Por el contrario, era una joven mestiza proveniente de Perú. Consideramos que la xenofobia que se respira en nuestro país, tiene de trasfondo un fuerte racismo que se remonta a los tiempos de la colonización de América. El genocidio que sufrieron los pueblos originarios por parte de los europeos perdura hasta nuestros días en la ideología racista existente en amplios sectores de la sociedad. La discriminación es atravesada, en este marco, por la pertenencia étnica. Si en el análisis intentamos dar un paso más, Sandra era una mujer y el cuerpo que en este caso lleva las marcas negativas de ser inmigrante, mestiza y desocupada es un cuerpo femenino, por lo que estos estigmas se potencian, implicando un desafío que va más allá de la xenofobia racista y la desocupación presentes en el país. Las marcas de etnia, clase y nacionalidad (ya negativamente valoradas, por pobre, mestiza y peruana), son juzgadas desde la óptica patriarcal y usará el cuerpo de Sandra como el territorio en el que impondrá el castigo ejemplificador para cualquier otra mujer que ose cruzar los límites. Con la muerte de Sandra no sólo se intentó disciplinar a una mujer, sino a una mujer genérica, pero a su vez esta agresión se dirige contra otro hombre también genérico, con el fin de demostrar fuerza y virilidad ante una comunidad, que si bien es de pares, mantiene un orden jerárquico. La muerte de Sandra está dirigida como agresión y como enunciado hacia el grupo de varones de su comunidad en términos étnicos, su muerte fue un acto expresivo de significado, un acto para otros, un acto para marcar y remarcar espacios de poder entre pares.
La condición de posibilidad para que este tipo de asesinatos tengan lugar, es un ambiente de extrema impunidad, ausencia de líneas de investigación consistentes, repetición de crímenes, privilegios y protección (directa o indirecta) a acusados, construcción de chivos expiatorios y, fundamentalmente, encubrimiento y complicidad del Estado y sus instituciones. En el caso de Sandra, ella desaparece el día 16 de febrero del 2007. Cuando los familiares fueron a hacer la denuncia ese mismo día a la comisaría Primera, los policías se negaron tanto a tomar la denuncia, como a entrar en el archivo del Ministerio para ver si Sandra estaba ahí, porque los familiares sabían que ese era el lugar de la supuesta “entrevista de trabajo”. Tuvieron que pasar 6 días para que la policía entrara al edificio para buscar a Sandra. Así fue como el 22 de febrero encontraron su cuerpo.
El caso de Sandra muestra un pacto entre varones que trasciende a los autores directos. La complicidad y el silencio se extienden a la policía encubridora, al ministerio de economía que prestó el lugar para el crimen, a la justicia y sus leyes patriarcales que mantienen impune al crimen y al gobierno que garantiza la impunidad, permitiendo, de hecho, que los feminicidios sucedan de manera sistemática, hasta en los edificios públicos de sus propias instituciones. La impunidad no es producto de los asesinatos sino la condición de posibilidad de los mismos.
Un estudio estadístico realizado por Susana Cisneros, Silvia Chejter y Jimena Kohanetc muestra que en la provincia de Buenos Aires entre los años 1997 y 2003 se produjeron 1.072 homicidios que pueden ser claramente caratulados de feminicidios. Dando una frecuencia de un feminicidio cada dos días y medio solamente en la provincia de Buenos Aires.
El carácter disciplinante del castigo impuesto a estas mujeres se refleja consciente e inconscientemente en la forma que desde los medios se instala el debate moral en la esfera pública sobre la víctima, es decir, qué límites han traspasado que las vuelven moralmente cuestionables. El poder patriarcal escribe sus mandamientos en el mismo cuerpo de las mujeres elegidas para el sacrificio, violación, tortura y muerte para toda mujer que se atreva a posicionarse como sujeto y decidir sobre su propio cuerpo y su propia sexualidad.
Creemos que la muerte de una mujer peruana desocupada y mestiza, encontrada en un organismo estatal tiene un significado político. El cuerpo de Sandra es el lugar de sometimiento de la otredad, donde no sólo se refuerza una posición con respecto a las fronteras de lo femenino, sino que se intenta transmitir, a su vez, un mensaje subordinante ante los varones culturalmente diversos y política y económicamente en desventaja. El concepto de feminicidio nos permitió descartar cualquier forma de explicación superficial y simplista, que aísle los asesinatos unos de otros al presentarlos como crímenes pasionales o conflictos privados. Por el contrario, visibiliza la relación de los mismos como el emergente de una violencia estructural en cuya base se encuentra la dominación masculina.

Luciana y Silvana.

en Revista de-Generando nº1 Noviembre 2008

La mujer habitada por Mujeres


La mujer, como referente, Una mujer… ¿Qué la caracteriza? ¿Quién dispone el contenido de esta categoría? La mujer como esencia, la mujer única, invariable ¿Quién es esa mujer? Me busco en ella y sólo hay fragmentos. Mis compañeras no están tampoco en ella. ¿A quién representa esa mujer?
¿La acción y el pensar revulsivo vienen de La Mujer? No…el cambio no deviene de la Mujer Una. Ella debe aceptar que está habitada por las otras. Su pelo rubio toma tonos rojizos, su ojo celeste frío se enciende de negro, sus labios se rellenan, sus caderas se ensanchan. Los colores andinos tiñen sus polleras, su deseo se desborda en múltiples sentidos. Su armónica familia estándar ahora no entiende de estereotipos, su dios cristiano no comprende a la Pachamama.
Soy afro, soy latina, soy lesbiana, soy mi compañera, soy empleada del supermercado, soy estudiante, soy tímida, un poco rea, la loca, obviamente histérica, soy Mujeres.
Somos muchas, amigables, fantasiosas, por ratos pesimistas, trabajadoras y detallistas. Somos compañeras, casi siempre inseguras, artesanas, enamoradizas, obstinadas y luchadoras.
Pluralicemos: mujeres y feminismos.
Un tiempo atrás…
En la década del ochenta las voces marginadas dentro del feminismo, rotaron el ángulo de la discusión. Ya no alcanzaba con hacer visible la desigualdad entre los géneros si no se reconocían también las diferencias entre las propias mujeres. Son las afroamericanas, las latinas, las lesbianas, entre otras, las que desplazan la atención desde el estereotipo mujer-blanca-clase media-heterosexual, hacia las múltiples formas de sometimiento que puede llegar a sufrir una mujer, por ser “otra diferente”. Es decir, se cuestiona la universalización de un estereotipo de mujer, que reproduce la exclusión dentro del mismo feminismo. La desigualdad entre los géneros se pensaba prioritariamente a partir de esa Mujer Una. Así comienza a exaltarse la diferencia sobre la que se conforma una identidad constitutiva que exige reconocimiento.
En un manifiesto del feminismo negro de Estados Unidos en 1977, las mujeres afroamericanas enuncian una fuerte crítica a la supuesta “sororidad” planteada entre las mujeres feministas. bell hooks escribía en los 80: “Cuando participé en grupos feministas, descubrí que las mujeres blancas adoptaban una actitud condescendiente hacia mí y hacia otras participantes no blancas. (…) No nos trataban como iguales. Y aunque esperaban que les proporcionáramos relatos de primera mano sobre la experiencia negra, sentían que a ellas les tocaba decidir si esas experiencias eran auténticas” Este tipo de declaración develó relaciones de desigualdad dentro del mismo feminismo; exigiendo un reconociendo en tanto mujeres y negras y haciendo explícita la urgencia de ser escuchadas al margen de una mirada “paternalista” y del interés exótico con que eran consideradas.
Como en su momento saltaron las afro, junto a tantos otros grupos de mujeres excluidas por no responder al modelo impuesto, ahora es el momento de hablar y actuar en plural porque somos muchas y diferentes. La salida es colectiva, como decía Simone, y eso implica que nos pensemos y enunciamos como Mujeres, con el fin de desnaturalizar a la mujer designada por los otros. Somos mujeres pero diferentes, somos distintas pero con iguales derechos. Historias y luchas que nos particularizan pero una opresión compartida. Una desobediencia común que nos da coraje contra los muchos patriarcas que debemos enfrentar en etapas distintas: a veces un padre, o un hermano, un jefe, un profesor, unos cuantos policías, un marido, un sacerdote; multiplicados por las formas que toman estos roles en otras culturas…
Soy una mujer pero habitada por muchas otras. Mujeres que me acompañan y no me encierran en un estereotipo, un molde único.
Día de las mujeres, todas, diferentes, pero compartiendo una misma actitud, una misma pelea… basta de desigualdad, de sometimiento, de golpes y roles impuestos, de maternidad impuesta. De heterosexualidad obligatoria, de salmos los domingos, de palabras no dichas, de lugares secundarios y acciones invisibilizadas…
Ahora... Somos…Nosotras….muchas

Silvana Sciortino
en de-Generando nº2, Marzo 2009

13 de septiembre de 2009

OYE MUJER

Oye mujer

(canción de Aterciopelados)

Oye mujer
Eres un ser humano
O la fantasía erótica de algún fulano

Hace muchas lunas
Unos hombres celosos por el misterioso poder de la vulva
De la mujer fecunda
Crearon una muñeca esbelta y caliente
Para calmar su lujuria
Para enajenarnos y despojarnos
De nuestros poderes cósmicos

Objeto sexual
Pedacito de carne
Con complejo de BarbieLetra de Oye mujer - Aterciopelados - sitiodeletras.com
Mujer / a no dejarse utilizar
Cierra los ojos y verás

Mujer bonita con poca ropita
Son tus encantos afilados dardos
Contra ti misma, contra lo femenino
Tan desviado, deformado y mil veces ultrajado

A ver mujer
Muéstrame el alma
A ver mujer
Menea tu aura
A ver mujer
Sacude ese karma