19 de mayo de 2011

Un pacto de no agresión, firmado entre varones.

Marcela Lagarde feminista antropóloga mexicana nos habla de los pactos que necesitamos hacer entre mujeres en el ámbito público para terminar con la cultura machista de las supremacías y con la violencia. Los pactos políticos que se basan en la sororidad entre las mujeres como sujetas, que oprimidas en un sistema patriarcal, han sabido construir lazos de solidaridad para sobrevivir en un contexto hostil hacia sus libertades.

El lunes por la tarde frente a la casa de Barreda sucedería un hecho novedoso, se juntarían 260 varones para sacarse una foto contra la violencia de género. Lo primero que vi cuando llegué al frente de la casa del famoso femicida fue un varón agrediendo verbalmente a otro varón por la ventanilla del auto porque no lo dejaba estacionar, pensé en las formas masculinas violentas de resolución de conflictos de las que hablamos a través de Lagarde.

Até la bici, un poco azorada y me acerqué a la escena. Unos 50 varones de diversas edades preocupados porque el varón central del acto, el intendente Pablo Bruera todavía no había llegado. Un montón de cámaras, un montón de periodistas, un montón de expectativa. Lo primero que noté fue que habían tapado las pintadas que durante años las mujeres hemos dejado en la fachada de la casa como marca de nuestra indignación por la impunidad con que se cometen los crímenes contra las mujeres. Barreda, que asesinó a 4 mujeres, a toda su familia, aun es defendido por gran parte de sociedad, aun son justificados sus femicidios. Algo que por supuesto también se escuchó en el acto: “hay que tener en cuenta que en una relación violenta pegan los dos, a Barreda también lo maltrataban”. Con ese discurso se justifican los crímenes machistas: ella lo provocó, con el varón, que según este discurso tiene impulsos violentos irrefrenables, hay tener cuidado. Siguiendo en esta línea por allí veo que había un militar, con traje y todo, porque parecía que la idea no era ir a generar un compromiso ciudadano, como impulsaba la campaña en cuestión, sino posar para la foto, y para la foto queda bien la diversidad, y los milicos intentan con esas presencias lavar quizá alguna que otra culpa. Cuando una de las periodista le preguntaba por qué estaba allí él decía: porque nosotros somos parte de la sociedad, como si hubiese que aclararlo ¿no?

El acto, que tenía como objetivo hacer campaña política, lo que se dice lobby, en este caso lobby con la violencia que se ejerce sobre nuestros cuerpos, fue simplemente eso, un desfile de personalidades masculinas, intendentes, concejales, dirigentes gremiales, etc. Ni una compañera invitada a hablar en el acto, cuando fuimos las mujeres y las feministas las que durante todos estos años marchamos a la casa de Barreda exigiendo justicia. Pero claro, cuando un varoncito habla ahí está puesta la atención: todas las cámaras de los medios monopólicos que no estuvieron nunca junto a las mujeres en la calle, todas ahí, agolpadas buscando enfocar a Bruera, escuchar el pobre discurso que dio donde intentó esbozar algún concepto sobre la violencia hacia las mujeres, algo que no consiguió. De más está decir que no iba a pedirle letra a una mujer ¿no?

En los discursos circulaban frases como “hay que tratarlas bien” y yo pensaba: ¿como a las mascotas? Porque no era más que otra manera de reproducir el lugar inferiorizado de víctima donde siempre nos colocan, “hay que tratarlas bien, pobres”.

Y yo me preguntaba, estos varones que están acá firmando una especie de pacto de no agresión hacia las mujeres ¿consumirán prostitución? Y me respondía: seguramente.

A todos estos varones que hacen lobby con nuestros cuerpos les decimos: si es así, ¡no queremos su apoyo!!







Magalí

27/04/2011