5 de marzo de 2010

Lunes 8 de Marzo: Día de las mujeres, día de lucha.





Porque el femicidio es una realidad cotidiana, y muere una mujer cada día y medio; porque nos obligan a abortar en la clandestinidad; porque la desinformació n y la culpa nos impiden disfrutar plenamente de nuestra sexualidad; porque roban nuestros cuerpos y nuestras vidas para la explotación sexual; porque nos imponen un modelo de mujer, una forma de pensar y sentir.
Porque esta es la realidad que vivimos y nos violenta, este 8 de marzo desatamos nuestros placeres.

¡¡¡¡¡Kermesse de los placeres desatados!!!!!

Desatados:
- del poder patriarcal
- de la heterosexualidad obligatoria
- de la regulación estatal
- de la moral religiosa y las "buenas costumbres"
- de la maternidad obligatoria
- de no poder decidir sobre nuestros cuerpos
- de la violencia institucional- machista
- de la belleza opresiva
- de los roles estereotipados

Los juegos nos permiten explorar. Los placeres nos implusan a buscar. Explorar los placeres nos empodera. ¿Qué buscamos las mujeres?




La mujer habitada por Mujeres.

La mujer, como referente, Una mujer… ¿Qué la caracteriza? ¿Quién dispone el contenido de esta categoría? La mujer como esencia, la mujer única, invariable ¿Quién es esa mujer? Me busco en ella y sólo hay fragmentos. Mis compañeras no están tampoco en ella. ¿A quién representa esa mujer?
¿La acción y el pensar revulsivo vienen de La Mujer? No…el cambio no deviene de la Mujer Una. Ella debe aceptar que está habitada por las otras. Su pelo rubio toma tonos rojizos, su ojo celeste frío se enciende de negro, sus labios se rellenan, sus caderas se ensanchan. Los colores andinos tiñen sus polleras, su deseo se desborda en múltiples sentidos. Su armónica familia estándar ahora no entiende de estereotipos, su dios cristiano no comprende a la Pachamama.
Soy afro, soy latina, soy lesbiana, soy mi compañera, soy empleada del supermercado, soy estudiante, soy tímida, un poco rea, la loca, obviamente histérica, soy Mujeres.
Somos muchas, amigables, fantasiosas, por ratos pesimistas, trabajadoras y detallistas. Somos compañeras, casi siempre inseguras, artesanas, enamoradizas, obstinadas y luchadoras.
Pluralicemos: mujeres y feminismos.
Un tiempo atrás…
En la década del ochenta las voces marginadas dentro del feminismo, rotaron el ángulo de la discusión. Ya no alcanzaba con hacer visible la desigualdad entre los géneros si no se reconocían también las diferencias entre las propias mujeres. Son las afroamericanas, las latinas, las lesbianas, entre otras, las que desplazan la atención desde el estereotipo mujer-blanca-clase media-heterosexual, hacia las múltiples formas de sometimiento que puede llegar a sufrir una mujer, por ser “otra diferente”. Es decir, se cuestiona la universalización de un estereotipo de mujer, que reproduce la exclusión dentro del mismo feminismo. La desigualdad entre los géneros se pensaba prioritariamente a partir de esa Mujer Una. Así comienza a exaltarse la diferencia sobre la que se conforma una identidad constitutiva que exige reconocimiento.
En un manifiesto del feminismo negro de Estados Unidos en 1977, las mujeres afroamericanas enuncian una fuerte crítica a la supuesta “sororidad” planteada entre las mujeres feministas. Bell Hooks escribía en los 80: “Cuando participé en grupos feministas, descubrí que las mujeres blancas adoptaban una actitud condescendiente hacia mí y hacia otras participantes no blancas. (…) No nos trataban como iguales. Y aunque esperaban que les proporcionáramos relatos de primera mano sobre la experiencia negra, sentían que a ellas les tocaba decidir si esas experiencias eran auténticas” Este tipo de declaración develó relaciones de desigualdad dentro del mismo feminismo; exigiendo un reconociendo en tanto mujeres y negras y haciendo explícita la urgencia de ser escuchadas al margen de una mirada “paternalista” y del interés exótico con que eran consideradas.
Como en su momento saltaron las afro, junto a tantos otros grupos de mujeres excluidas por no responder al modelo impuesto, ahora es el momento de hablar y actuar en plural porque somos muchas y diferentes. La salida es colectiva, como decía Simone, y eso implica que nos pensemos y enunciamos como Mujeres, con el fin de desnaturalizar a la mujer designada por los otros. Somos mujeres pero diferentes, somos distintas pero con iguales derechos. Historias y luchas que nos particularizan pero una opresión compartida. Una desobediencia común que nos da coraje contra los muchos patriarcas que debemos enfrentar en etapas distintas: a veces un padre, o un hermano, un jefe, un profesor, unos cuantos policías, un marido, un sacerdote; multiplicados por las formas que toman estos roles en otras culturas…
Soy una mujer pero habitada por muchas otras. Mujeres que me acompañan y no me encierran en un estereotipo, un molde único.
Día de las mujeres, todas, diferentes, pero compartiendo una misma actitud, una misma pelea… basta de desigualdad, de sometimiento, de golpes y roles impuestos, de maternidad impuesta. De heterosexualidad obligatoria, de salmos los domingos, de palabras no dichas, de lugares secundarios y acciones invisibilizadas…
Ahora... Somos…Nosotras….muchas

Silvana Sciortino

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